Las empresas europeas, en vilo ante la entrada en vigor de las sanciones de EEUU a Irán

El tiempo se agota y aumentan los nervios. Hoy, lunes, entra en vigor el primer tramo de las sanciones nucleares -que penalizan al sector de la automoción y a la compraventa de divisas-, que EEUU decidió reimponer a Irán el pasado mayo tras retirarse del pacto nuclear, y las compañías europeas con intereses en Irán siguen sin saber qué propone Bruselas para que su negocio no sea víctima de las sanciones secundarias. Ante la incertidumbre, las principales empresas se plantean reducir su presencia o el adiós.”La situación es de incertidumbre total, y confiamos poco en las medidas que se vayan a tomar por parte de la UE. Para las empresas que también tienen negocios en Estados Unidos, va a ser imposible seguir trabajando con Irán, y ninguna medida que tome la UE va a poder protegerlas”, asegura a EL MUNDO una fuente empresarial, que ha mantenido lazos comerciales con Irán hasta el momento, y que habla bajo condición de anonimato. No es la única que piensa así.En las semanas posteriores al anuncio de Washington, marcas del volumen de Total, CMA CGM o Renault se han posicionado en público. La energética gala acaba de anunciar su renuncia a participar de la ampliación del yacimiento gasístico de South Pars, al no haber podido lograr obtener una exención de EEUU. La armadora compatriota también retirará sus cargueros. El retorno de las sanciones también amenaza con finalizar la lucrativa cooperación entre Renault y la fabricante de coches local Iran Khodro.Aunque Renault no ha aclarado si concluye su relación histórica con Irán -donde las automovilísticas galas copan el 40% del mercado-, sí puede verse forzada a reducir su producción, un año después de anunciar la apertura de una nueva planta por 660 millones de euros y tras reducir sus ventas en Irán un 10,3% en el primer semestre de 2018. La marcha atrás de Total le costará algo más de 34 millones de euros; Airbus no podrá cumplir un contrato de venta de aviones de más de 20.000 millones.

La encrucijada europea

Esta catarata negativa de números consecuencia de las amenazas de Washington, que según Teherán equivale a una “guerra económica”, se desata sin que la UE haya podido poner remedio. Bruselas defiende la continuidad del pacto nuclear firmado en 2015. Irán exige, para no retirarse de él, que se garantice tanto su cumplimiento o sea, su disfrute económico de la retirada de sanciones nucleares a cambio de su renuncia al arma atómica, como una compensación por la negativa de EEUU a cumplirlo.La única medida concretada a día de hoy es la actualización del llamado “estatus de bloqueo”. Según la agencia France Presse, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, aseguró hace dos semanas que el Consejo Europeo ha dado luz verde a esta medida, que prohíbe que las firmas europeas tengan que cumplir con las sanciones europeas, y que les permite recuperarse de los daños causados por penalizaciones y anular toda sentencia extranjera en su contra, por este motivo.Sin embargo, la fuente consultada por este periódico insiste en su escepticismo: “Las que no tengan negocios en EEUU podrán seguir trabajando con Irán, con el riesgo de entrar en la lista negra de EEUU”, advierte.

Las empresas europeas, en vilo ante la entrada en vigor de las sanciones de EEUU a Irán
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El tiempo se agota y aumentan los nervios. Hoy, lunes, entra en vigor el primer tramo de las sanciones nucleares -que penalizan al sector de la automoción y a la compraventa de divisas-, que EEUU decidió reimponer a Irán el pasado mayo tras retirarse del pacto nuclear, y las compañías europeas con intereses en Irán siguen sin saber qué propone Bruselas para que su negocio no sea víctima de las sanciones secundarias. Ante la incertidumbre, las principales empresas se plantean reducir su presencia o el adiós.”La situación es de incertidumbre total, y confiamos poco en las medidas que se vayan a tomar por parte de la UE. Para las empresas que también tienen negocios en Estados Unidos, va a ser imposible seguir trabajando con Irán, y ninguna medida que tome la UE va a poder protegerlas”, asegura a EL MUNDO una fuente empresarial, que ha mantenido lazos comerciales con Irán hasta el momento, y que habla bajo condición de anonimato. No es la única que piensa así.En las semanas posteriores al anuncio de Washington, marcas del volumen de Total, CMA CGM o Renault se han posicionado en público. La energética gala acaba de anunciar su renuncia a participar de la ampliación del yacimiento gasístico de South Pars, al no haber podido lograr obtener una exención de EEUU. La armadora compatriota también retirará sus cargueros. El retorno de las sanciones también amenaza con finalizar la lucrativa cooperación entre Renault y la fabricante de coches local Iran Khodro.Aunque Renault no ha aclarado si concluye su relación histórica con Irán -donde las automovilísticas galas copan el 40% del mercado-, sí puede verse forzada a reducir su producción, un año después de anunciar la apertura de una nueva planta por 660 millones de euros y tras reducir sus ventas en Irán un 10,3% en el primer semestre de 2018. La marcha atrás de Total le costará algo más de 34 millones de euros; Airbus no podrá cumplir un contrato de venta de aviones de más de 20.000 millones.

La encrucijada europea

Esta catarata negativa de números consecuencia de las amenazas de Washington, que según Teherán equivale a una “guerra económica”, se desata sin que la UE haya podido poner remedio. Bruselas defiende la continuidad del pacto nuclear firmado en 2015. Irán exige, para no retirarse de él, que se garantice tanto su cumplimiento o sea, su disfrute económico de la retirada de sanciones nucleares a cambio de su renuncia al arma atómica, como una compensación por la negativa de EEUU a cumplirlo.La única medida concretada a día de hoy es la actualización del llamado “estatus de bloqueo”. Según la agencia France Presse, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, aseguró hace dos semanas que el Consejo Europeo ha dado luz verde a esta medida, que prohíbe que las firmas europeas tengan que cumplir con las sanciones europeas, y que les permite recuperarse de los daños causados por penalizaciones y anular toda sentencia extranjera en su contra, por este motivo.Sin embargo, la fuente consultada por este periódico insiste en su escepticismo: “Las que no tengan negocios en EEUU podrán seguir trabajando con Irán, con el riesgo de entrar en la lista negra de EEUU”, advierte.

Las empresas europeas, en vilo ante la entrada en vigor de las sanciones de EEUU a Irán
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